Cada año, el primer domingo de octubre se celebra en los Estados Unidos como el Domingo del Respeto a la Vida. Este año, el Santo Padre León XIV también ha designado el fin de semana del 4 al 5 de octubre como la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR) y el Jubileo del Migrante. Esto brinda a los católicos en los Estados Unidos la oportunidad de reflexionar sobre el hecho de que la situación de los migrantes y refugiados es, en gran medida, un asunto de vida.
El tema principal de la JMMR de este año es “Migrantes, Misioneros de la Esperanza”, que destaca “la valentía y la tenacidad de los migrantes y refugiados, que dan testimonio a diario de la esperanza en el futuro a pesar de las dificultades” (Papa León XIV, Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, 25 de julio de 2025). En solidaridad con el Santo Padre, la Iglesia en los Estados Unidos celebra la Semana Nacional de la Migración del 22 al 28 de septiembre de 2025. Esta semana utilizará el mismo tema que la JMMR y destacará la importancia de este tema y su aplicación a la cuestión migratoria para la Iglesia en los Estados Unidos.
Dado que el 4 y 5 de octubre también se celebra el Domingo del Respeto a la Vida en los Estados Unidos, esto nos brinda la oportunidad, en nuestro contexto, de reflexionar sobre las conexiones entre los temas de la esperanza, el respeto a la vida de los no nacidos, y el respeto a los migrantes y refugiados. El Papa Francisco enseñó que “Cada ser humano es hijo de Dios. Lleva la imagen de Cristo y tiene una dignidad que le es propia, no por lo que tiene o hace, sino por ser humano” (Dignitas infinita, núm. 11).
El Papa León XIV publicó un hermoso mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2025. Se trata de una breve carta que entrelaza con maestría los temas de la esperanza, la migración, y la misión. Señala que millones de personas abandonan sus países de origen en busca de refugio, y que el mundo necesita responder con responsabilidad compartida, cooperación multilateral, la búsqueda del bien común, un espíritu de solidaridad, y el reconocimiento de la dignidad de todos como hijos de Dios. Esta carta puede consultarse en línea en www.vatican.va.
El Papa León enseña que los migrantes y refugiados católicos pueden convertirse en misioneros de esperanza en los países que los acogen. Dice: “Con su entusiasmo espiritual y su dinamismo, pueden contribuir a revitalizar comunidades eclesiales … Su presencia, por lo tanto, debe ser reconocida y apreciada como una verdadera bendición divina, una oportunidad para abrirse a la gracia de Dios, que da nueva energía y esperanza a su Iglesia”. Aquí, en la Diócesis de San Ángelo, considero que esto es muy cierto. Agradezco la presencia de nuevos inmigrantes en nuestras parroquias, y animo a todos los feligreses a ayudar a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes a integrarse plenamente en la vida de la comunidad.
Aunque la Jornada Mundial de Migración suele celebrarse el último domingo de septiembre, este año se celebrará los días 4 y 5 de octubre para coincidir con el Jubileode los Migrantes. Por lo tanto, el fin de semana del 4 y 5 de octubre de 2025, ofreceré dos misas públicas que celebrarán el tema de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado:
Sábado, 4 de octubre, Misa a las 5:00 p.m. en la parroquia Holy Trinity en Big Spring
Domingo, 5 de octubre, Misa Pro-Vida a las 11:00 a.m. en la Parroquia San José en San Ángelo
Todos son bienvenidos a estas liturgias, en las que celebraremos el Jubileo de los Migrantes junto con la Iglesia universal. Oraremos por un mayor respeto por el precioso donde la vida de todas las personas, nacidas y no nacidas, nativas y migrantes.
Hay muchas maneras en que cualquier parroquia local puede celebrar el Jubileo de los Migrantes durante el fin de semana del 4 y 5 de octubre. Una forma sencilla es incluir oraciones de los fieles centradas en el tema de este Jubileo. Puede encontrar más ideas y recursos en las páginas web del Año Jubilar de la USCCB, disponibles en inglés en www.usccb.org/committees/jubilee-2025 y en español en www.usccb.org/es/committees/jubileo-2025.
En preparación para este jubileo, las personas, familias, y parroquias podrían aprovechar la oportunidad para estudiar la vida de los santos que interceden de manera especial por los migrantes. Entre ellos se encuentran Nuestra Señora de Guadalupe, conocida como la patrona de las Américas, los migrantes, y los refugiados; Santa Francisca Cabrini, patrona de los inmigrantes; Santa Josefina Bahkita, patrona de las víctimas de la trata de personas y la esclavitud moderna; y Santo Toribio Romo, venerado como patrono de los migrantes en México.
Esta es también una buena ocasión para que todos meditemos personalmente en las palabras de Cristo en Mateo 25:31-46. En este pasaje, Jesús nos enseña que, al acoger al forastero, en realidad estamos acogiendo a Cristo mismo, quien dirá en el Juicio Final: “Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa” (Mt 25:35). Al final, seremos juzgados según cómo hayamos respondido al forastero necesitado.
Al prepararnos para el Jubileo de los Migrantes, conviene repasar los principios fundamentales de la Iglesia Católica en materia de inmigración. A continuación, ofrezco un breve resumen de nuestras enseñanzas:
1. El ser humano tiene el derecho natural de emigrar (Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2241).
2. Los inmigrantes deben respetar con gratitud el patrimonio material y espiritual del país que los acoge, obedecer sus leyes y contribuir a sus cargas (Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2241).
3. Todo país tiene el derecho y la responsabilidad de mantener la integridad de sus fronteras y el estado de derecho. Esto incluye la regulación de la inmigración.
4. La inmigración debe ser un proceso ordenado que respete las leyes de cada país involucrado: el país emisor, los países de tránsito, y el país receptor.
5. Quienes ingresan a un país, buscan refugio, o solicitan estatus migratorio, deberían ser examinados para proteger el bien común.
6. No abogamos por la violación de la ley. Defendemos leyes que respeten los derechos humanos fundamentales. Los gobiernos tienen un papel legítimo en la interceptación de migrantes no autorizados que intentan entrar. Los gobiernos deben crear leyes que incluyan tanto una frontera segura como una política migratoria humana.
7. Los migrantes deben estar protegidos contra la explotación, el trabajo forzoso, y la trata de personas.
8. A quienes solicitan asilo se les debe brindar un proceso debido que respete sus derechos humanos básicos.
9. Se debe respetar y promover el derecho a la reunificación familiar (Santa Sede, Carta de los Derechos de la Familia, art. 12).
10. Las naciones más prósperas están obligadas, en la medida de sus posibilidades, a acoger al extranjero que busca la seguridad y los medios de subsistencia que no puede encontrar en su país de origen (Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2241).
11. Las naciones deben colaborar para enfrentar las causas profundas que conducen a la migración. Los países que pierden a sus ciudadanos debido a la emigración deben abordar las injusticias y la violencia que llevan a sus habitantes a la desesperación y a la huida, para que puedan tenerla oportunidad de prosperar en sus países de origen y mantener a sus familias con dignidad y paz.
La Iglesia Católica es una fe universal que ha existido desde mucho antes del establecimiento de las naciones modernas. Ser miembro de la fe católica no requiere la ciudadanía de ningún país en particular. Cuando un miembro de la fe católica acude a una de nuestras parroquias para rezar o recibir los sacramentos, no le preguntamos su estatus migratorio. Este asunto es irrelevante para su capacidad de recibir la gracia de Dios.
Muchos católicos en Estados Unidos se han visto afectados por el clima actual de miedo e intimidación provocado por la implementación de una nueva directiva del Departamento de Seguridad Nacional que revoca la condición de “áreas protegidas” de las iglesias y santuarios religiosos. Estos cambios de política envían un mensaje alarmante a nuestras comunidades inmigrantes y crean un ambiente de miedo que podría impedir que las personas busquen el apoyo espiritual que necesitan y accedan a sus derechos fundamentales de libertad religiosa. Los seres humanos tienen el derecho fundamental de practicar su religión según los dictados de su propia conciencia.
Una iglesia debe ser un lugar donde las personas puedan acudir a orar y recibir los sacramentos sin temor a intimidación ni detención. La política tradicional del gobierno estadounidense de evitar los arrestos por parte del ICE en áreas protegidas como las iglesias — que incluía excepciones por razones de seguridad nacional y circunstancias extremas — ha reconocido la importancia de estos espacios para el bienestar humano y la estabilidad de la comunidad. Exhorto a los líderes gubernamentales de todos los niveles a que mantengan el respeto por las áreas protegidas para garantizar que los inmigrantes y sus familias puedan acceder a sus derechos, vivir sin miedo, y satisfacer sus necesidades básicas, incluida la práctica religiosa.